lunes, 26 de septiembre de 2011

¿HACIA DÓNDE MIRAS PARA APRENDER?

En el aprendizaje de habilidades directivas y el crecimiento personal se trabaja primordialmente con el foco de atención. Lo que el cliente no mira no puede analizarse ni corregirse, quedando escondido en lo cotidiano por muy obvio que les pueda parecer a quienes lo rodean.

Pero según me voy enfrentando a nuevas generaciones de estudiantes MBA veo que les cuesta cada vez más enfocar su atención sobre sí mismos. Esta semana impartí un seminario sobre networking a una clase de sesenta alumnos de más de veinte países. Como cualquier seminario de habilidades, la clase consiste en realizar ejercicios prácticos que permitan a los alumnos observar sus propias reacciones, sus asunciones equívocas y las emociones que les condicionan a actuar de un modo u otro.

Uno de los alumnos dominó los debates de la clase por su facilidad para hablar en público frente a extraños. Era alto, bien parecido, hijo de un magnate muy bien conectado, y estaba convencido de su superioridad. Se paseaba con ese aire de derecho indiscutible al privilegio que los americanos llaman ‘entitlement’, y claramente dudaba de que yo pudiese aportarle algo.

Cuando yo pedía a los alumnos que rellenasen un formulario o contestasen por escrito a preguntas sobre los ejercicios, este alumno miraba al techo o me miraba desafiante, afirmando de nuevo su pleno dominio del tema. Sus preguntas en los debates, sin embargo, acabaron mostrando lo contrario.

Y es que él también buscaba una solución externa para mejorar su gestión de contactos. Quería que yo le diese la verdad absoluta sobre lo que uno debe hacer en cada momento para sacar el máximo partido a sus interacciones con los demás. Buscaba un conocimiento experto incuestionable y válido para cualquier ocasión y cualquier persona.

Como cada vez más ejecutivos, quería que yo le diese una certeza científica que no existe más que en los laboratorios. La fiebre actual por los datos absolutos y las demostraciones científicas delata una sociedad que busca todas las soluciones a sus problemas en la ciencia y el conocimiento teórico. Y cuanto más buscamos en los libros más convencemos a nuestros jóvenes de que conseguirán todo lo que se propongan si disponen del conocimiento científico apropiado.

Por supuesto que hay quienes escriben estadísticas sobre la vestimenta que más impacta, los gestos faciales que más conquistan o los tipos de apretones de manos que llevan al éxito. Pero lo que está científicamente demostrado para unos en una parte del mundo es completamente inaplicable para otros que no viven así, ni hablan asá, ni reaccionan del mismo modo. Y ahora que todos hablamos inglés muchos estudios culturales se están quedando anticuados por momentos.

En el transcurso de los ejercicios otro alumno le dijo a nuestro protagonista que no prestaba atención a lo que se le decía. No escuchaba, no observaba, no respetaba a la persona que tenía delante. Por un momento pareció dudar de sí mismo y reflexionar sobre lo que había hecho unos instantes antes.Ocho horas de clase fueron necesarias para conseguir que este señor mirase dentro de sí por unos breves instantes. Quizás sí aprenda algo sobrenetworking después de todo.

El directivo que insiste en buscar sus soluciones en los conocimientos externos no aprende ni evoluciona. Sus reacciones equívocas ante los retos de su vida se repitan imperturbables durante años, gozando de la invisibilidad que les otorga un dueño que se empeña en mirar a otro lado. Carl Jung ya dijo hace tiempo que el que mira hacia afuera sueña, mientras que quien mira hacia dentro despierta.

jueves, 22 de septiembre de 2011

NO HABLARÁS MAL DE TU EMPRESA

Comentarios como ‘mi jefe me explota’, ‘trabajo sin contrato’ o ‘sólo los enchufados llegan a la dirección’ son muy habituales. El problema se plantea cuando se hace público en la red, con nombre y apellidos del ofendido y se menciona la empresa. Esta actitud puede dañar su marca personal y le hace un flaco favor si baraja un cambio profesional a medio plazo. Pero, si aun así quiere hablar mal de su jefe existen foros donde puede hacerlo. Allá usted.

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Twitter cuenta con más de 300 millones de usuarios, casi la población de Estados Unidos. Y Facebook, la red social por excelencia, con más de 700 millones de perfiles. Sólo dos redes sociales aglutinan mil millones de personas. ¿Imagina la repercusión de un mensaje inadecuado lanzado al espacio virtual? Se estima que los usuarios de Twitter escriben cerca de cincuenta millones de tuits al día.

Los expertos en recursos humanos aseguran que un empleado que saca los trapos sucios del trabajo en Internet puede afectar negativamente a las relaciones laborales. Brian Uzzi, profesor de Liderazgo de la Kellogg School of Management, insiste en que la dirección tiene el deber de asegurar que los comentarios que los empleados publican en los medios sociales no ofendan a otros compañeros.

Y para muestra del efecto de un comentario poco acertado sobre un compañero o la empresa que nos paga un sueldo… el caso de Dominos Pizza. Andrés Pérez Ortega, consultor en posicionamiento personal, recuerda cómo el video en Youtube de unos trabajadores de la multinacional americana haciendo guarradas circuló como la pólvora por todas las redes sociales. Sin embargo, hasta varios días más tarde el director general de la empresa no dio explicaciones que, evidentemente no sirvieron para nada. “Si las empresas permitiesen y fomentasen la presencia de sus empleados en las redes y adquiriesen una buena reputación, seguramente un post de un responsable de producción o unos tuits del jefe de calidad podrían haber tenido un efecto mucho más positivo”, señala Pérez. Hace referencia a otro caso, aunque éste algo forzado: el soldado que filtró los papeles de Wikileaks: “Al final la fama se la llevan otros, mientras él está en prisión”.

"No se trata tanto de incorporar una nueva figura profesional como de que la compañía tenga claros sus objetivos, sus valores, prioridades, los límites y unas mínimas directrices. Entonces, ¿de qué sirve que te abran las puertas si no tienes ni idea de dónde dirigirte?”

Hablar mal del trabajo es un error que puede traer consecuencias negativas no sólo para la empresa, que eso a fin de cuentas es lo que se pretende, sino para la persona que lo hace. Pérez advierte que en el mundo virtual no desaparece nada, “no es beneficioso para la marca personal, salvo que seas un tertuliano en un programa de televisión o jurado en algún concurso de nuevos talentos”.

Los límites
Las redes sociales están abiertas al mundo y cualquiera puede utilizarlas en su beneficio o en su contra. En el caso de las empresas, el debate es si deben filtrar o no el contenido de la información que circula y si se debe regular de alguna manera la circulación de información. Algunas empresas ya han creado lo que se denomina embajadores de marca que velan por el prestigio de la compañía en la red. En opinión de Pérez,”no se trata tanto de incorporar una nueva figura profesional como de que la compañía tenga claros sus objetivos, sus valores, prioridades, los límites y unas mínimas directrices. Entonces, ¿de qué sirve que te abran las puertas si no tienes ni idea de dónde dirigirte?”.

“Cuando se crean barreras que obstruyen los canales de comunicación en la organización, el empleado puede sentirse desconectado de la visión y de la estrategia de la compañía”

Este experto en posicionamiento de marca explica que otro de los temores injustificados de la cúpula directiva es que piensa que todo el mundo va a escribir un blog o una cuenta en Twitter, “pero la experiencia me dice que nadie tiene interés en mantener todo esto. En una gran empresa se cuentan con los dedos de una mano el número de personas que quieren dedicarse a escribir sobre su trabajo”. El control no lleva a ningún lado. Ya en 1969 Frederick Herzberg lanzó su teoría del enriquecimiento del trabajo: “Cuando se crean barreras que obstruyen los canales de comunicación en la organización, el empleado puede sentirse desconectado de la visión y de la estrategia de la compañía”.

Dónde hablar mal del jefe
Pero si a pesar de estas recomendaciones le tienta hablar mal de su jefe, existen foros donde puede hacerlo y… con nombre y apellidos. Así, bossrater.com permite a los usuarios calificar a sus supervisores de la A a la F, en rasgos tales como la honestidad y la confiabilidad. En eBossWatch.com se listan los mejores y los peores jefes de Estados Unidos. Puede buscarlos y clasificarlos. Este espacio permite que las personas califiquen de forma anónima a sus jefes actuales o antiguos por medio de un formulario de evaluación, de manera que las personas que buscan empleo puedan evaluar a los posibles empleadores.

Otra plataforma similar es GetaGreatBoss que facilita perfiles directivos con calificaciones sobre ‘los mejores jefes para trabajar’. Así, los potenciales empleados reciben por correo electrónico, de forma anónima, las evaluaciones sobre el estilo de gestión y otra serie de contenidos que informan a los potenciales candidatos acerca de sus posibles jefes.

martes, 20 de septiembre de 2011

PREPARACIÓN MENTAL PARA LA BÚSQUEDA DE TRABAJO

En la búsqueda de empleo, la preparación del currículo y de la entrevista son elementos esenciales, pero no suficientes. La actitud con la que afronta dicha búsqueda es fundamental para no venirse abajo y tener éxito.

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El currículo bien redactado, la entrevista de trabajo preparada, los perfiles actualizados en las redes profesionales y la red de contactos a punto. En la ardua tarea que es buscar trabajo, la mayoría de las personas se vuelca en estos elementos porque deben estar bajo control para conseguir un trabajo.

Puede tener un historial académico impecable, y haber ensayado concienzudamente las respuestas para un futuro proceso de selección. Sin embargo, ¿qué ocurre si le rechazan? ¿Cómo afronta el hecho de estar buscando trabajo en un mercado laboral de casi cinco millones de parados?

Su actitud a la hora de buscar empleo es fundamental para triunfar en esta labor, y no desanimarse ante las negativas. Se trata, básicamente, de saber convertir los fallos en oportunidades, y los errores en aprendizaje. Es decir, de prepararse mentalmente para buscar trabajo.

Maite Piera, coach de desarrollo profesional y experta en recursos humanos, habla de esta preparación enBuscar trabajo para dummies. Según la autora, la faceta más olvidada en la búsqueda de empleo es la mental, y se debe cuidar de igual forma que se prepara el currículo. ¿Cómo se hace frente a un 'no' en un proceso de selección?

Piera explica que "la preparación mental es convencerse a sí mismo de que puede conseguir un empleo. Es más, los fracasos deben darle más fuerza, pues tiene que considerarlos como experiencia, como aprendizaje". Así, el primer elemento que se ha de tener en cuenta en la preparación mental es laautoestima. Gracias a ella:

-Cuando se apunta a una oferta, con autoestima no ve nada imposible

-Para confeccionar el currículo, si tiene autoestima verá el lado positivo.

-Durante la entrevista será capaz de convencer al entrevistador con más facilidad.

-En la negociación, no se dejará influenciar y será el primer convencido de su valía.

Paso a paso
La preparación mental comienza cuando el candidato ve la oportunidad en los errores. "Cuando tenga un problema, no lo vea como tal, sino como una prueba que hay que superar y que lleva consigo una oportunidad de aprendizaje y de mejora". Perder un trabajo puede verse como la ocasión para encontrar otro mejor, de cambiar de jefe o de hacer lo que realmente le gusta.

El siguiente paso es el feedback: ayudar a los demás con nuestros comentarios, y así ellos nos ayudarán a nosotros. La información que reciba le servirá para mejorar.

La tercera clave que recomienda Piera es la celebración de los pequeños avances: "Para alimentar la autoestima, hay que celebrar los hitos del proceso". Si sólo espera al resultado final, no va a celebrar nada, el camino se le hará más duro y aburrido, y su fuerza y motivación mermarán.

Las amistades y las relaciones afectivas también juegan un papel importante en su preparación mental a la hora de buscar un empleo. Comparta con ellas sus avances, y pida consejo, ayuda y opinión.

La inteligencia emocional es otra parte que se debe cuidar. Este concepto hace referencia a la habilidad para descubrir, diferenciar y gestionar las emociones propias y las de los demás. "Si es capaz de entender las emociones del entrevistador en un proceso de selección, sabrá identificar rápidamente qué tipos de ejemplos está buscando y cómo le puede impresionar más", cuenta la autora del libro.

Por último, la flexibilidad y la creatividad son parte importante de su preparación mental. Dar un enfoque creativo a su búsqueda de empleo le hará salir del paso en las situaciones más inesperadas, sabrá aceptar mejor los reveses del pasado y, sobre todo, transformará cualquier imprevisto en una oportunidad.

El demandante de empleo debe estar en excelente forma psíquica para poder hacer frente al reto de la búsqueda de un trabajo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

¡TÓMESELO CON CALMA! PUEDE GANAR MÁS.


Para llegar antes no hace falta correr. La prisa no conduce a ningún sitio y, lo que es peor, no favorece la productividad. Poner freno a esta actitud evita caer en la adicción al trabajo y ayuda a ser más eficaz porque, a veces, pararse y reflexionar puede ser muy rentable.
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El viejo dicho ‘vísteme despacio que tengo prisa’ se le atribuye al emperador Augusto, quien solía increpar a sus servidores diciéndoles ‘apresúrate lentamente’. Esta evidencia bien se puede aplicar a los tiempos más modernos. Somos adictos al teléfono, al correo electrónico, a las redes sociales y estamos completamente seducidos por lo inmediato y por la multitarea... Lo de ir despacio no encaja en el ritmo frenético diario y el afán por hacerlo todo se convierte en el peor enemigo de la productividad. A veces, apresurarse lentamente tiene sus ventajas.
Las personas multitarea son menos productivas: son personas más entrenadas a cambiar de foco rápidamente, pero cuando tienen toda la información delante, no saben separar ideas con rapidez, pierden memoria y su cerebro se equivoca con más facilidad
Fernando Botella, CEO de Think & Action, menciona al profesor Clifford Nass, de la Universidad de Stanford, quien ha demostrado que las personas multitarea son menos productivas: “Son personas más entrenadas a cambiar de foco rápidamente, pero cuando tienen toda la información delante, no saben separar ideas con rapidez, pierden memoria y su cerebro se equivoca con más facilidad. Se ha comprobado que al ser forzados a realizar múltiples tareas, el procesamiento mental se traslada del hipocampo –zona responsable de la memoria– al estriato –región que se ocupa de las tareas de rutina–, perdiendo impacto sobre lo que estamos realizando”.
La prisa y querer hacerlo todo no conduce a nada. Por este motivo cada vez son más las personas que han decidido apuntarse al 'slow down', una filosofía de trabajo y de vida que supone detenerse un momento y disfrutar de un presente prolongado. Eso sí, compaginándolo con un estrés positivo. Pero, que los perezosos no abriguen esperanzas. No se trata de hacer menos, sino de aplicar la racionalidad y gestionar el tiempo y el volumen de trabajo desde la responsabilidad.
El cambio
Joan Daura es socio de PwC y advierte que tenemos una cultura en la que las situaciones son acumulativas, no sustitutivas: “Cuando un profesional asciende, le cuesta abandonar sus actividades anteriores y eso genera ansiedad y estrés que puede llegar a bloquear. No caer en el caos pasa por ordenar las tareas en tiempo y delegar de manera justa y adecuada. El resto es un cambio de filosofía vital que, en algunos casos, requiere la ayuda de un coach”. Algunas de las pistas que ofrece Daura para alcanzar el equilibrio son “buscar la eficiencia en lo que se hace, conocer el valor de quien lo recibe y dedicarle más tiempo a aspectos personales que generen equilibrio físico”.

Diego Martos, director de Di Towanda, afirma que “el cambio pasa por darse cuenta del ritmo que se necesita en cada momento y, con esa información, saber autogestionar los momentos de exceso trabajo. El segundo factor consiste en reinvindicar una nueva escala de valores basada en trabajar para vivir y vivir para trabajar. No es un lema porque se puede llevar a la prácticas”.
El 'slow down' es una filosofía de trabajo y de vida que supone detenerse un momento y disfrutar de un presente prolongado. Eso sí, compaginándolo con un estrés positivo
La reflexión
A menudo se trata de una cuestión mental. Así lo explica Rafi Santos, presidenta de la Fundación Humanae y neuropsiquiatra: “Hay que reducir la actividad mental. Si existe prisa y estrés la atención se dispersa y el rendimiento es menor. El 80% de nuestra productividad se consigue en el 20% del tiempo. No se trata de trabajar más horas. Diez minutos de reflexión al empezar al día, para identificar qué es lo urgente y lo realmente importante, puede aumentar la productividad”. Douglas McEncroe, director de Douglas McEncroe Group, asegura que “llenamos nuestra jornada laboral de tareas que ni sirven ni aportan nada a nuestro trabajo. Perdemos más del 20% del tiempo en solucionar asuntos urgentes que, realmente, no son importantes para cumplir los objetivos. Hay que trabajar la asertividad y aprender a decir no”.

Para ganar en eficacia Santos recomienda contar con lo que denomina “pistas de frenado” tales como, desconectar realmente los días de descanso, aprender a dormir bien y tratar de regular el sueño. Recuerda además, que somos nosotros los que debemos llevar las riendas de la vida y del trabajo, “no hay que dejarse arrastrar”.
Sin embargo, en algunos casos resulta inevitable. Héctor Infer, director de Transform Action, dice que “nos movemos por miedo a la carencia, por no tener trabajo o sustento. Muchas personas piensan que la vida es una jungla y reaccionan, no actúan.Todo está dentro de los profesionales que no dicen lo que piensan por miedo y no piden ayuda porque quieren ser fuertes”. A la larga, esto desemboca en una ansiedad, en un estado neurótico que destruye, porque nada parece suficiente para sobrevivir. Infer anima a los profesionales a despertar de esa neurosis, conectar su vocación con la actividad, “de esta manera se consigue la libertad y la confianza y se siente el trabajo como algo propio. Pero para ello hay que ser consciente de la situación y decidirse a cambiar”. Porque, como concluye Botella: “Quien sólo trabaja, trabaja peor”.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

**LA INTELIGENCIA, CLASES**

El profesor y psicólogo estadounidense Howard Gardner se ha convertido ganador del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en su edición de 2011. Quizás alguno de vosotros no haya oído hablar de este personaje, si me lo permites te puedo indicar que que su teoría de las inteligencias múltiples, marcará un antes y un después en la educación de las futuras generaciones, revolucionando los modelos educativos.Howard Gardner, define la inteligencia como: “la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”.
La importancia de la definición de Gardner es significativa, pues amplía el campo de lo que es la inteligencia y reconoce lo que todos intuimos: que las “buenas calificaciones escolares” no lo son todo.
Hay gente de gran capacidad intelectual pero incapaz de cultivar bien sus relaciones sociales; por el contrario, hay gente menos brillante en el “cole” que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal. Es decir, en cada campo se utiliza un tipo de inteligencia distinto. Dicho de otro modo, Einstein no es más ni menos inteligente que Zinedine Zidane, simplemente sus inteligencias pertenecen a campos diferentes.

Además Gardner define la inteligencia como una capacidad. Hasta hace muy poco tiempo se consideraba que se nacía inteligente o no, y la educación y la escuela no podían cambiar ese hecho. Gardner dice que podemos desarrollar la inteligencia, aunque no niega el componente genético y los externos, como el entorno, experiencias vividas, educación recibida… todos los seres humanos están capacitados para el aumentar sus inteligencias, dependerá de su motivación y capacidades. En todos los campos habrá que entrenar y trabajar mucho…
Hasta la fecha Howard Gardner y su equipo de la Universidad de Harvard han identificado ocho tipos distintos:
Inteligencia lingüística, La que tienen los escritores, los poetas, los buenos redactores. Utiliza ambos hemisferios.
Inteligencia lógica-matemática, la que se utiliza para resolver problemas de lógica y matemáticas. Es la inteligencia que tienen los científicos. Se corresponde con el modo de pensamiento del hemisferio lógico y con lo que la cultura occidental ha considerado siempre como la única inteligencia.
Inteligencia espacial, consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones; es la inteligencia que tienen los marineros, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los arquitectos o los decoradores.
Inteligencia musical, es aquella que permite desenvolverse adecuadamente a cantantes, compositores, músicos y bailarines.
Inteligencia corporal-cinestésica, o la capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas. Es la inteligencia de los deportistas, los artesanos, los cirujanos y los bailarines.
Inteligencia intrapersonal, es la que permite entenderse a sí mismo. No está asociada a ninguna actividad concreta.
Inteligencia interpersonal, la que permite entender a los demás; se la suele encontrar en los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas.
Inteligencia naturalista, la utilizada cuando se observa y estudia la naturaleza, con el motivo de saber organizar, clasificar y ordenar. Es la que demuestran los biólogos.
Si se detectan desde que somos pequeños estas inteligencias, se podrán potenciar las mejores con facilidad y además se podrá trabajar con más cariño y dedicación en las que tenemos menos desarrolladas, lo que conseguirá individuos con mayor autoestima, más felices y seguros de si mismos… y por lo tanto, podremos construir un futuro mejor ¿no te parece maravilloso?
¿que opinas?

martes, 6 de septiembre de 2011

¡¡HAGA COWORKING!!


A caballo ente el teletrabajo y la actividad cotidiana de acudir cada día a la oficina, el 'coworking' permite desarrollar una actividad laboral fuera de casa pero con comodidades especiales, junto a otros profesionales que nos ayudan a ser más eficaces, que nos inspiran y completan. Y en espacios de trabajo muy especiales, cuidadosamente elegidos, que en algunos casos forman redes globales de 'coworkers'.
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El mundo del trabajo ha cambiado definitivamente. No es un lugar al que vamos, sino algo que hacemos. Para millones de personas, la ciudad en la que viven es su oficina. Al calor de esta tendencia florecen nuevos negocios que atienden a aquellos que buscan una nueva manera de trabajar. En el caso de WorkSnug.com, cuyo objetivo es conectar a estos trabajadores itinerantes con los mejores lugares (y los más cercanos o los más asequibles para su actividad) en las principales ciudades del mundo, para crear una red mundial de coworkers.
Algunos lo llaman el tercer espacio, porque no es trabajar en casa y tampoco supone pasarse una jornada laboral en la oficina. A caballo entre el trabajo normal y el teletrabajo, el coworking implica invertir las horas de labor junto con otros profesionales que trabajan en sus propios proyectos. Es compartir un espacio de trabajo muy especial con otros, realizando una actividad profesional de manera independiente. Y supone una fuente de inspiración alternativa, ideal para aquellos que creen que trabajar solo en casa impide el contacto con otros colegas, y compartir ideas y frustraciones.
Es una tendencia decisiva: lo más nuevo en oficinas de última generación es su capacidad para retener el talento. Sobre todo el de las nuevas generaciones. La llamada generación Nintendo contribuye decisivamente a transformar el lugar de trabajo con nuevas exigencias que tienen que ver con su concepción del mercado laboral, de la carrera profesional y de su compromiso particular con la compañía.
Se trata de compartir un espacio de trabajo muy especial con otros, realizando una actividad profesional de manera independiente. Y supone una fuente de inspiración alternativa, ideal para aquellos que creen que trabajar solo en casa impide el contacto con otros colegas, y compartir ideas y frustraciones
Hace veinte años, todo el mundo trabajaba en oficinas. Las tendencias que tienen que ver con el equilibrio entre la vida laboral y la personal, o el valor que se otorga al tiempo libre influyen de forma determinante en el hecho de que los nuevos empleados esperan poder decidir dónde quieren desarrollar su trabajo.
La nueva concepción de la oficina implica que ésta se pueda convertir en un argumento para captar y retener a los nuevos empleados, que plantean nuevas exigencias.
Una nueva generación de empleados hiperconectados exige acabar con el concepto tradicional de que, para trabajar, es necesario estar en la oficina. Así nos encontramos a los partidarios del teletrabajo, que facilita una cantera más amplia de talento, la mejora de la productividad, un menor gasto en espacio para oficinas, zonas comunes, seguros, mantenimiento, aparcamientos, ahorros de tiempo para los commuters o para aquellos que pasan entre una y tres horas diarias en atascos camino del trabajo... Este modelo laboral implica una mejora el estilo de vida de los empleados y los resultados de las empresas, e incrementa la competitividad global, la creación de empleo y el equilibrio entre la vida personal y laboral. La orientación a objetivos y a proyectos tiene un peso mucho más importante que la presencia en las instalaciones de la compañía.
Pero este modelo de teletrabajo choca con una cultura presentista que, en muchos casos, discrimina a quien desarrolla su jornada laboral desde casa. Muchos teletrabajadores se sienten discriminados, y piensan que no tienen las mismas oportunidades que aquellos que acuden cada día a la oficina.
David G. Javitch, especialista en liderazgo y presidente de Javitch Associates, explicaba recientemente que, si bien hay un estilo de trabajo presencial en declive, también lo está lo que llama un "viejo estilo de teletrabajo" que hace que cada vez más compañías reclamen a sus empleados trabajar en la oficina, incrementando la interacción personal cara a cara. A pesar de que las organizaciones más innovadoras y flexibles son las que cuentan con un mayor número de empleados que trabajan desde casa o fuera de la oficina algunas compañías defienden que hay "momentos clave" (core times) en los que la comunicación y el contacto personal fluye de manera más fácil y eficiente, reduciendo el "ruido" que provoca una multitud de mensajes de correo electrónico o en buzones de voz.
Con todas estas dudas, surge el coworking, una alternativa que ofrece la posibilidad de conectar con otra gente que le ayudará en sus proyectos personales compartiendo ideas, consejos y herramientas o capacidades. Es una manera de impulsar su trabajo y su carrera sobre la base del contacto diario con otros profesionales que están en su misma situación, sean o no de su mismo sector de actividad.
Si se siente aislado trabajando desde su casa puede probar el coworking, una tendencia que, de momento, está disponible en grandes metrópolis.
Quizá esté buscando un espacio especial como Green Desk, en Nueva York, que ofrece un lugar de trabajo para aquellos que desean estar en un espacio ambientalmente responsable. Ofrece la posibilidad de alquileres mensuales, oficinas virtuales y salas de reuniones en un edificio histórico de Brooklyn. Puede trabajar solo o con un equipo de personas que puede ser alojado según van creciendo sus necesidades de personal y espacio.
En casos como el de WorkSnug.com se investiga todo tipo de detalles, como el nivel de ruidos de la comunidad, la fiabilidad de las conexiones, los niveles de energía, el ambiente del vecindario, e incluso la calidad del café
Summit SF es otro ejemplo para aquellos interesados en el coworking. Con sede en San francisco, es un espacio ideal para emprendedores, igual que LiquidSpace.com, que permite a los trabajadores móviles navegar en un ecosistema laboral en tiempo real para trabajar dónde, cuándo y cómo quieran. LiquidSpace conecta a la gente que necesita un espacio para trabajar con personas o instituciones que disponen de esos espacios requeridos.
Del mismo modo, Loosecubes.com conecta a los miembros de esta comunidad con un despacho disponible, un estudio o cualquier otro espacio con el resto de miembros que necesiten un sitio inspirador y productivo para trabajar. Además, Loosecubes pone en contacto a potenciales "compañeros de trabajo" que quieran compartir esos espacios, estudiando sus perfiles y adecuándolos para que el coworking resulte eficaz.
En el caso de WorkSnug.com (conecta a estos trabajadores itinerantes y busca espacios especiales de trabajo para ellos), los expertos de la compañía visitan y seleccionan decenas de edificios para incorporarlos a su red. Investigan todo tipo de detalles, como el nivel de ruidos de la comunidad, la fiabilidad de las conexiones, los niveles de energía, el ambiente del vecindario, e incluso la calidad del café. Nada se deja al azar.
Los expertos señalan que un coworker puede pagar entre 200 y 300 euros al mes por trabajar en un espacio especial de estas características.